En pleno 1946, época de grandes transformaciones estructurales provocadas por el término de la Segunda Guerra Mundial, el arte se abría paso a nuevas inquietudes. La modernidad no abarcaba sólo pensamientos sino también acciones concretas con aires de renovación, cuestionamiento y rebeldía. Dichas ideas invadían cada espacio y discurso esgrimido en ámbitos públicos y privados de distintas esferas de la sociedad, entre ellas la académica.
Los estudiantes asistían a las aulas cuestionándose el rol del sistema educativo en la elaboración de programas curriculares, cuyo objetivo era la formación de los futuros artistas del país. Deseosos de ruptura, abogaban por el ingreso a la academia de ideas modernistas capaces de reemplazar ejercicios como la copia de ornatos y modelos en yeso.
En respuesta a dichas discusiones, Víctor Magariños D. abandona sus estudios formales en la Escuela Nacional de Bellas Artes “Prilidiano Pueyrredón”, generando un primer distanciamiento con los modelos académicos predominantes, acción que forjó aún más su posicionamiento político. El 21 de septiembre de 1946 funda Grupo Joven bajo el lema “No estamos a favor ni en contra de los hombres. Luchamos por el arte”. Entre sus integrantes destacan los artistas plásticos Domingo Di Stefano, Osvaldo Lucentini, Héctor Álvarez, Diana Chalukian, Miguel Ángel Vidal, Alfredo Carracedo, Pedro de Simone, Eduardo Mac Entyre, Rodolfo Bardi, José Arcuri, Augusto Cuberas, Leopoldo Torre Nilsson, Carlos Filevich y Celso Salgueiro.
Podríamos afirmar que la trama de Grupo Joven se desarrolla como una denuncia, fuerte y clara, a todo cuanto interfiere en la idea de Arte que ellos asimilaban como nueva, comprometida y moderna. Pero también como una entidad capaz de construir un espacio lúdico y colectivo para la experimentación artística y el diálogo, propiciando entonces la oportunidad de desaprender para reaprender nuevos modelos, lenguajes y saberes.
Grupo Joven, arte y desacato en los años 50 recorre el legado visual del colectivo, comenzando por sus primeras experimentaciones grupales, respaldadas en un discurso político afín y propiciadoras de una estética rupturista en la época. Para finalmente devenir en un diálogo directo entre el arte de la modernidad y la contemporaneidad de la mano de 18 artistas del presente, cuyas obras homenajean la geometría en sus más variadas técnicas, soportes, estudios y conceptos.
Con el deseo de narrar una arista poco conocida del arte argentino de la década del cincuenta, esta muestra recupera un conjunto de papeles, telas y un cortometraje experimental, consagrándose así como la primera y única exhibición del colectivo a 70 años de su creación.
Marcela Astudillo