Carta a Luciana Targise, desde su obra.
Y sí, Luciana, acaso en verdad estemos navegando en el ambiguo mar de la posmodernidad, a merced de una brújula enloquecida, debiendo naufragar voluntariamente (muy de vez en cuando) en alguna que otra isla en la cual poder respirar algo de aire fresco. Y ahora que, por suerte, hubo naufragio y tengo la oportunidad de recorrer esta Su isla, es decir Su obra, frondoso terreno, misterioso, apasionante, compruebo que, a decir verdad, estoy pisando un suelo por demás firme.
A comienzos de siglo un ejército de caballeros andantes nos propusieron apasionantes aventuras plásticas, y el arte llegó a un punto tan alto que lo que vino después no podía ser otra cosa que una infinita y pronunciada pendiente que llevaba al vacío. Y los gigantes descendientes de aquellos primeros visionarios, rápidamente se transformaron en molinos, no demasiados Quijotes quedaron, de quienes no todos fueron hidalgos, y muy pocos, ingeniosos. Y pobres de aquellos que vinieron luego, que mundo extraño les tocó vivir, y que fácil fue dejarse confundir por las paradójicas “nuevas olas” del mar posmoderno, y embriagarse con noticias del diario de ayer.
Con este panorama, no asombra que a artistas con talento y buena formación, no les sea fácil encontrar un lugar para desarrollarse y dar a conocer su obra. En Buenos Aires, hace un par de años se viene dando un fenómeno (que, justamente, por ser fenómeno, no es regla) que pinta, si se me permite el paralelismo, esta situación más arriba mencionada. Durante el mes de mayo tienen lugar en nuestra cosmopolita y europea ciudad dos ferias de arte, ambas con gran capacidad de convocatoria en cuanto a público se refiere. Una, la más antigua, haciendo desproporcionados ademanes demagógicos nos dice que podremos disfrutar del más fresco arte contemporáneo, y uno recorriendo los anchos pasillos desemboca en un “Barrio Joven” donde la belleza y la felicidad se entrelazan con sonidos amarillos que aturden y confunden, y enseguida se instala la desagradable sensación de que, una vez más, se ha confundido “juventud” con “bardo”, u “originalidad” con “manteca al techo” (imposible no recordar la frase del indomable maestro Perez Celis “a veces se confunde el arte con el vino”. Por otra parte, recuerdo mi paso por la Pueyrredón donde la prédica del “sé libre” suplantaba todo tipo de enseñanza técnica y así nos invitaban a romper reglas que jamás se nos daban a conocer -acaso porque nuestros profes no las conocían- que es algo así como una invitación a pecar sin conocer antes la virtud).
La otra feria, en clara antítesis con la primera nos propone una estética qie a niveles del “arte oficial” ocupa el lugar de las sombras y las víctimas; el arte figurativo y clásico. Debajo de esta bandera uno puede encontrar todo tipo de pintura; paisajismo, animalismo, bodegones, flores, desnudos, etc, realizados en algunos casos por maestros dominadores de la técnica y en otros casos, la mayoría, por gente novata o “pintores domingueros” que poco y nada aportan (salvo un buen dinero por el costo del stand) a una feria que pretende demostrarnos que la pintura de caballete no ha muerto. En ambos casos, la pregunta es… ¿y el Arte? Bien gracias.
Perdóneme estimada Luciana, por demorar mis palabras en este breve pantallazo (que seguramente está colmado de injusticias, arbitrariedades y desatinos, pero para algo uno es humano…), pantallazo que espero sirva de referente en el momento de ubicar su pintura, ya que en algún lugar hay que apoyarla, mirarla bien, para luego analizarla.
Como ya he dicho anteriormente, su trabajo aporta a la aburridísima realidad plástica actual una sensación de alivio, un plumazo de frescura. Viendo su obra uno la pasa bien, porque es buena pintura, en definitiva, porque ES pintura. Pintura realizada con pasión pero también con destreza. Fabricada con el corazón, administrada con la mente. Ud CONVENCE CON SU TRABAJO, no necesita el folleto explicativo de ningún crítico, su pintura habla sola y todos le entendemos porque lo hace en el lenguaje universal de la Pintura, ud no se enrosca en sustentos teóricos, ni se distrae con lo que pasa alrededor, ud mira de frente el lienzo y arremete, pincel en mano sin ninguna indecisión, porque sabe bien lo que tiene que hacer. Para ud., dígame si me equivoco, no existen medias tintas, no existe “hoy estoy inspirada” o “la angustia de la tela en blanco me paraliza”. Su batalla con el lienzo es a cada hora, a cada minuto, y siempre la está ganando.”El que no arriesga no gana” dice el temerario. Pero ud. gana estas batallas sin arriesgar nada, o acaso con las herramientas que ud. esgrime, su talento, su pasión, su oficio… ¿corre algún riesgo? ¿qué puede salir mal?, además creo que a ud. poco le importa el resultado de la contienda, sino más bien, la contienda en sí, estar en medio del campo de batalla. Por eso a su obra se la siente viva, un pulso constante, inagotable que hace vibrar cada centímetro cuadrado del soporte, como un río subterráneo, cuyo rumor uno puede presentir, resonando entre las capas de óleo. Y además corríjame nuevamente si no estoy en lo cierto, ud.. cuando trabaja se divierte como una niña. Se lo ve en sus collage, en sus esculturas. Tiene la facultad de transformar en arte cada cosa que toca, cada cosa que encuentra pierde su significado intrínseco y ud lo resignifica con la habilidad de un ilusionista transformándolo en “recurso plástico”. Ese espíritu lúdico, que tanto me recuerda al gran Pablo, hace de su obra un constante signo de interrogación, sus manos vuelan entre recortes de papel, tubos de óleos viejos y machucados, trozos de tela y, repentinamente; un perro surge del soporte mientras nos muestra los dientes recordándonos quién manda aquí, así la improvisación se apodera del juego y todo puede ocurrir. Por eso uno nunca sabe qué será lo que vendrá después de cada obra suya. Su creatividad es inagotable, así como los medios utilizados para materializarla.
Bienaventurados los que tienen el poder de cambiar el mundo, ya que suyos son los caminos. Un basto recorrido la espera, tan basto que la meta es siempre el horizonte. Ud. ya empezó a transitarlo, con ojos alucinados y paso firme. Yo me quedo un rato más en esta isla. El sol está espléndido aquí.
Martín Riwnyj
Galería Towpyha inicia sus actividades en el año 2005, especializándose en arte abstracto, geométrico y latinoamericano.
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© Federico Towpyha, 2023
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